Si de apoyar a su Selección se trata, los mexicanos siempre sobresalen. Conoce la nacionalidad de los seguidores que nunca abandonan a sus equipos en las Copas del Mundo.
México
Los sombreros de mariachi, las mascaras de lucha libre y el color verde suelen ser algunos de los principales distintivos de la afición mexicana en las copas del mundo. De acuerdo a cifras del Comité Organizador del Mundial de Brasil 2014, México habría llevado al menos a unos 30 mil seguidores.
Holanda
La naranja mecánica traslada a su colorida y alegre afición por cualquier parte del mundo. No es nada extraño distinguir a un seguidor holandés del resto, pues el color que les distingue es único. Holanda será una de las selecciones a las que se les echará de menos en Rusia 2018 por el folklore de sus fans.
Argentina
En 2014 los albicelestes montaron una importante invasión a Brasil para seguir el camino de Lionel Messi y compañía por la Copa del Mundo. Argentina lució como local en prácticamente todos sus encuentros. Marcaron pauta con sus clásicos cantos, pero sufrieron de un triste final.
España
España no sólo marcó diferencia en el terreno de juego en Sudáfrica 2010, también lo hizo en las tribunas. Los aficionados a la Furia Roja se mimetizaron con las vuvuzelas y lograron un ambiente único. También salió a la luz la leyenda de “Manolo el del Bombo”.
Brasil
Para Rusia 2018 la afición brasileña se colocó como uno de los cinco países que más boletos solicitó para la justa mundialista con 141 mil. Al ser anfitriones en 2014 los brasileños demostraron que ni un 7-1 en contra es capaz hacerlos abandonar el estadio y su Canarinha.
Japón
Las bandas en la cabeza y las mini banderas que se agitan con fuerza cada que los Samurais salen a la cancha en un compromiso de Copa del Mundo. El crecimiento de Japón no sólo se ha reflejado en el terreno de juego, sino también en la tribuna, donde su seguidores ya destacan por número.
Irlanda
Sea en Copa del Mundo o Copa Confederaciones, ganando o perdiendo, Irlanda cuenta con una de las aficiones más particulares del mundo. Los fans irlandeses suelen convertir las tribunas en pubs y armar auténticas fiestas de futbol sin importar la circunstancia, como lo lograron en Corea y Japón 2002.
Corea del Sur
El Mundial de Corea y Japón 2002 provocó un destape entre las aficiones de los equipos asiáticos, a tal grado de ser parte vital para que sus Selecciones avanzaran gradualmente en la competencia. La de Corea del Sur convertía el estadio en una olla de presión para el rival en turno.